sábado, 6 de abril de 2013

El día de ayer, de hoy, pero no de mañana

Señores... señoritas... ¡esto toca a su fin!

El venir y el estar tenían un porqué y unas condiciones. Había que volver, no valía encontrar una escocesa que me convenciera para quedarme.
Lo intentó una, pero luego resultó ser muy fría, y sin crampones ni piolet, no había forma de rascar...
Ninguna otra lo ha intentado, así que mucho menos conseguirlo.

Cierto es que tampoco han tenido ninguna opción. De sol a luna en el pozo, digo en el restaurante, viendo la luz del sol a través de unos cristales que sólo yo sé cómo de limpios están. Sirviendo comida que sólo yo sé cómo de caliente está (madre mía lo que calientan esos microondas industriales), poniendo manteles que sólo yo sé cómo de limpios o de planchados están... y así, diez días seguidos del último tirón, y otros nueve que me parece que faltan todavía (a modo de despedida, igual me hace un "pleno"...)

No se lo he dicho así, pero ya me he cansado de perder el días enteros. Desde por la mañana temprano hasta por la noche en un zulo, en el que ni siquiera me dan opción a hablar con los clientes, que es, era, el objetivo.
Con una rutina consistente en levantarse por la mañana, andar una hora, limpiar una hora, preparar el bar y servir durante un ahora, planchar una hora, andar otra hora, comer y descansar algunas horas, dependiendo de cada día, atento al movil a ver a qué hora se le rompen las tripas... Y vuelta a empezar por la tarde, acudir pensando que te necesita, que vas a servir, y para lo único que sirves es para encerrarte en un zulo, frío y sucio, con la curiosa paradoja de que es el cuarto de la limpieza...

Señores, el objetivo nunca fue ganar dinero. Nunca fue trabajar. Y nunca fue sentirme ninguneado, maltratado y utilizado (y mira que uno ha trabajado en cada sitio...). Por suerte, siempre he tenido claro cual era el objetivo, y cual era el medio, y no he dejado que el medio supere al objetivo, por mucho que lo hayan intentado, o que algunos no lo hayan entendido... Ahora, con el fin logrado (por supuesto, a medio lograr, nunca seremos bilingües por mucho tiempo que pasemos aquí), y con el medio superado, toca dar el último paso de esta aventura.




Para colmo, hoy me he hecho trampas a mi mismo... y la casualidad, el karma, o cada uno que lo llame como quiera, me ha dado un cachete musical.




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